Con brutalidad, desprecio y cinismo nos controlan

La frase “El Partido Popular es el partido de los trabajadores”, que pronunció Dolores de Cospedal en 2011, es la mayor muestra del Cinismo en mayúsculas que impera impune,  repugnante y cada día con más descaro en la sede de Genova 13.

La única política que predomina en el gobierno del PP es la imposición de sus ideales neo-liberales, así como del racismo, el sadismo y la xenofobia que utilizan a diario, sin considerar las condiciones ni cómo afectan negativamente incluso criminalmente en los ciudadanos. La connivencia entre los poderes judicial y legislativo y los demás partidos que los apoyan, haciendo simplemente el triste papel de oposición, cuando en realidad todo parece pactado y consensuado, ayudan a fomentar el despotismo, el desprecio hacia el pueblo trabajador del ejecutivo. Los acontecimientos que se van sucediendo desde el inicio del periodo del gobierno de Rayoy, nos muestra claramente el incremento de la mala saña para frenar las diversas manifestaciones del descontento contra las medidas gubernamentales; el uso de la fuerza que emplean los antidisturbios en contra de los manifestantes es cada vez más feroz y cruel. El aumento progresivo de la violencia policial está siendo ejercida indiscriminadamente contra ancianos, enfermos terminales, niños, jóvenes, sanitarios, profesores, etc. Por no hablar ya del sadismo que se emplea a diario contra aquellos que intentan entrar al país, asaltando la repugnante valla que impide el paso a los africanos, sin recursos claro…

El aumento de la agresión policial muestra claramente la situación en la que vivimos y da un retrato fiel del carácter de nuestros gobernantes, así como de su incapacidad de diálogo y el daño que puede hacer sobre las mentes corrompidas de los dirigentes del PP su mayoría parlamentaria, que en manos de estos psicópatas embestidos de poder y oportunismo político, nos convierte a todos nosotros en victimas sumisas del autoritarismo cínico y en esclavos de facto de la casta política y sus allegados.

Así bajo el miedo paralizante a la brutalidad policial en las calles y la nueva Ley Mordaza creada para silenciarnos en las redes, la máquina del poder fascista, funciona a la perfección, los planes del ejecutivo se concretan y materializan, el legislativo los apoya, avala y legaliza, el judicial los sanciona a su conveniencia, y mientras tanto desde las alturas de la indiferencia, la monarquía calla y otorga.

¿Hasta cuándo aguantaremos este criminal desprecio a los derechos de todos los ciudadanos?

Ana Mulet

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